Trinkaus ha visitado el Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) en Tarragona y el yacimiento de Capellades (Ana Jiménez).


Cuando Erik Trinkaus empezó a estudiar los neandertales, eran vistos como criaturas inferiores. Seres simiescos, menos inteligentes que nosotros, que se extinguieron en cuanto entraron en contacto con los Homo sapiens sapiens. Cuatro décadas y media más tarde, gracias en gran parte a las investigaciones de Trinkaus, la visión de los neandertales se ha corregido. Ahora los antiguos pobladores de Eurasia son vistos como seres humanos distintos, pero no inferiores, a los sapiens que llegaron de África.
Trinkaus, profesor de la Universidad Washington en San Luis (EE.UU.) y una de las máximas autoridades del mundo en neandertales, ha visitado recientemente el Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) en Tarragona y el yacimiento de Capellades.

¿Qué le llevó a trabajar en neandertales?
Quería comprender cómo vivía la gente en el pasado. Al principio lo que más me interesaba era el arte medieval. Pensaba que estudiando los cuadros podría comprender el modo de vida de la gente en la Edad Media. Por eso me gradué en historia del arte. Pero pronto me di cuenta de que por ahí no llegaría a ninguna parte.

¿Por qué no?
Porque los historiadores del arte estudiaban los estilos pictóricos. No les interesaban los aspectos sociales del pasado. Eso me llevó a especializarme en arqueología en la Universidad de Pensilvania. Pensé que, con la arqueología, sí podría estudiar las sociedades antiguas. Pero tampoco salió bien.

¿Qué pasó?
No me entendí con el jefe de arqueología de la Universidad de Pensilvania, era imposible trabajar con él. Pero tuve la suerte de conocer a Alan Mann que trabajaba en australopitecos. Fue él quien me convenció de que se pueden hacer cosas interesantes con los huesos de nuestros antepasados. Eso me llevó a la paleoantropología. Como ve, llegué a los neandertales por una serie de accidentes.

El paleoantropólogo Erik Trinkaus (Universidad de Washington en St. Louis, EE.UU.) durante una charla en el IPHES, en Tarragona – Autoría: IPHES


¿Y por qué eligió los neandertales y no los australopitecos?
Porque había esqueletos de neandertales que se podían estudiar. Eso fue antes del descubrimiento de Lucy, por lo que aún no había esqueletos de australopitecos. Además, también tuve la suerte de que había pasado algún tiempo en Francia con mi familia cuando era niño y había aprendido francés. Eso me abrió la puerta a trabajar en Europa, donde estaban los neandertales.

¿Tenía entonces la visión de que los neandertales eran inferiores a los humanos modernos?
Intenté estudiarlos sin prejuicios. Muy pronto vi que eran diferentes. Documenté diferencias entre los esqueletos de los neandertales y los humanos modernos. Los neandertales eran más robustos y los humanos modernos podían ser más eficientes en el uso de los recursos, lo que posiblemente les daba una ventaja evolutiva. Eso podía explicar por qué en Europa los neandertales fueron reemplazados hace 40.000 años. Pero me equivoqué.

¿En qué?
Había comparado esqueletos de neandertales con los de humanos actuales. A partir de los años 90 empecé a analizar esqueletos de humanos del paleolítico y me di cuenta de que también eran muy robustos. No eran tan diferentes de los neandertales en cuanto a fuerza física. Cometí el error de asumir que los humanos modernos del paleolítico eran iguales que los actuales.

Si no eran tan diferentes, ¿por qué se extinguieron los neandertales?
¡Es que no se extinguieron!

¿Ah, no? ¿Dónde están?
Están en usted, en mí, en todas las personas de origen europeo. Fueron absorbidos por las poblaciones de humanos modernos que llegaron a Europa.

Pero sólo tenemos entre un 1% y un 4% de ADN neandertal en nuestro genoma.
Que es más o menos lo que esperaríamos si una gran población de humanos modernos se cruzó con una pequeña población de neandertales. Tenga en cuenta que los neandertales vivieron en una época de glaciación y que probablemente su población se redujo en periodos de frío extremo.

Erik Trinkaus visitó el Abric Romaní acompañado por diferentes miembros del IPHES que le dieron las explicaciones pertinentes y con quienes mantuvo un diálogo sobre el yacimiento in situ – Autoría: IPHES


¿Cuáles son las preguntas para las que busca respuesta ahora?
Me interesa cada vez más cómo trataban a los muertos y ver qué nos revela sobre ellos. Me pregunto, por ejemplo, si la distribución por edades de los enterramientos se corresponde con los patrones reales de mortalidad por edades de la población.

¿Qué espera descubrir con esto?
La relación que cada sociedad tiene con sus muertos es un reflejo de esta sociedad. Por ahora no hemos visto que los neandertales trataran a sus muertos de manera distinta según la edad. Los humanos modernos del paleolítico, en cambio, daban un trato especial a los adolescentes y adultos jóvenes cuando morían. Hay una cueva en Dordoña, en el suroeste de Francia, donde se han encontrado los restos de un hombre joven a 300 metros de la entrada. Si alguien transportó el cuerpo hasta allí en la oscuridad de la cueva, es que debía tener un gran valor para ellos. Como ve, me sigue interesando lo mismo que cuando empecé. Intento comprender las sociedades del pasado.

Fuentes: lavanguardia.com |Iphes | 6 de enero de 2019